A veces, hasta en las cosas aparentemente más sencillas hay
pequeñas cosas que debes controlar si pretendes un resultado casi perfecto. Por
eso es interesante saber cómo freír las almendras bien y cómo quitarles la piel
sin dejarnos los dedos en el intento.
Para pelar las almendras, en caso de que las tengas con la piel, tal y
como salen de su cascara, debes poner agua a hervir en una cazuela, cuando
rompa a hervir echas las almendras, y cuando vuelva a hervir el agua, puedes
retirarlas a un escurridor. Ahora la piel se irá fácilmente con solo tocarlas. Déjalas
escurrir sobre papel absorbente. Ya están preparadas para freir.
Calienta en una sartén aceite de girasol, digamos que
suficiente para cubrir una capa de almendras, no más. Ponlo a fuego medio-bajo
y echa las almendras. Ve removiendo poco a poco de vez en cuando. Cuando las
almendras empiecen a dorarse ve sacándolas a un plato con papel absorbente con
ayuda de la rasera. Añade sal y deja enfriar.
Pásalas a un tarro que cierre bien y tendrás almendras para
bastante tiempo.
Yo las voy sacando para acompañar unos quesos, hueva y
mojama, o solas con una cerveza.
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