jueves, 14 de marzo de 2013

Revuelto de habas con jamón

Ahora que ya hice algunos viajes a España y tengo la despensa del embutido bastante completa me puedo permitir traerme cosas más caprichosas. La última, un paquete de habas frescas, ya peladas, de casi 1 kilo. Le he dado diferentes usos, el primero, este revuelto de habas con jamón. Un lujo.
Es importante saber que las habas, una vez peladas, se conservan bien congeladas. Yo hago bolsitas y tengo mis raciones separadas.

Ingredientes, para 2 raciones: 300 gr. De habas tiernas, 1 cebolla, 150 grs. De jamón en taquitos y aceite de oliva.
Corta la cebolla picadita, póchala en una sartén con aceite de oliva, cuando este pochada, entre marrón y transparente, añade a la sartén las habas frescas y tapa la sartén, deja freír a fuego medio-bajo unos 10 minutos. Así tapadas quedaran más tiernas. Ve moviendo la sartén de vez en cuando.
A los 10 minutos destapa y añade el jamón a taquitos. Da unas vueltas a fuego fuerte. 2 minutos.
Presenta en el plato y echa un chorrillo de aceite de oliva por encima.
Ya me contareis.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Pan casero

Alguna cosa buena tiene que tener  el mal tiempo que sufrimos aquí en Londres en invierno, y es que sacamos tiempo para hacer cosas en casa, o en la cocina, que de otra manera pues a lo mejor no haríamos. Un ejemplo  es este pan casero. Aunque algo laborioso se disfruta mucho con la preparación y más aun luego con los acompañamientos que tengamos.
Lo ideal sería tener un horno de leña, pero no es mi caso. Como se que algunos de vosotros si los tenéis, porque a veces los he disfrutado con vosotros, os animo a que probéis a sacar este pan casero.
Ingredientes (para un pan): 800 gr. De harina de fuerza, un sobre de levadura seca para pan (7.5 gr.), una cucharadita de sal, 500 ml de agua tibia. Algo más de harina para enharinar la superficie de trabajo y que no se pegue al amasar.
Mezcla la levadura con el agua tibia, no caliente.
En un cuenco grande donde puedas amasar vierte la harina y la sal, haz un huevo en el centro y vierte la levadura y el resto del agua. Amasa bien y si ves que está muy blanda añade un poco de harina, si lo contrario, algo de harina. Pero consigue una textura que te permita el amasado cómodo y sin mancharte o pegarse en tus manos.
Entonces pasa la masa a la mesa de trabajo y amasa unos 15 minutos. El movimiento del amasado es el siguiente: sujeta la masa con una mano y con la palma de la otra mano ve estirándola hasta que se rasgue, entonces dóblala sobre si misma mientras la retuerces y vuelve a empezar. Cansa, pero desahoga.
La masa ya debe tener esa textura suave. Que no se pegue y te permita manejarla fácilmente.
En el mismo cuenco o bol en el que amasaste antes, limpio y untado de aceite de oliva con una servilleta empapada,  coloca el pan. Tápalo con film transparente y deja durante 2 horas a que crezca, fruto de la fermentación.
Entonces hacemos el segundo amasado. Pasa el pan a la mesa y amasa esta vez con otro movimiento: Presiónalo con la palma de la mano, aplastándolo, luego dobla los extremos hacia el centro y repite la operación. Así otros 15 minutos.
Termina este amasado dando al pan una forma redondeada. Colocalo encima de una tabla con algo de harina y tapa el pan con un trapo o servilleta de tala seca. Aquí se producirá una segunda fermentación, necesaria para hacer el pan esponjoso. Deja durante 1 hora.
Con un cuchillo muy afilado haz dos cortes superficiales de lado a lado, ayudara a la formación de la corteza.
Esta todo preparado para meter al horno.
A 220 grados, introduce una bandeja con agua para mantener un ambiente húmedo dentro del horno.
Mete el pan a media altura en la bandeja. Intenta conseguir un ambeinte húmedo ahí dentro echando algunas gotas de agua con ayuda de tus dedos al interior del horno. Deja a esa temperatura 20 minutos. Saca entonces la bandeja de agua del horno, baja la temperatura a 180 grados y deja otros 15 minutos. Si quieres comprobar que está hecho antes de sacarlo, golpea el pan con la mano y debe sonar como hueco.
Deja enfriar antes de partirlo.
Disfrútalo y piensa en posibles variaciones que te gustaría hacer la próxima vez, como mezclar harinas integrales o con semillas.
Por el proceso habrás visto que se necesita algo de tiempo, pero también permite ir haciéndolo por pasos mientras se hacen otras tareas en casa. Así que organízate y haz ya tu propio pan casero.